La Lucha contra los Vicios y la Decadencia del Ídolo

A pesar de su arrollador éxito en la década de los 80, José José comenzó a enfrentar serios problemas personales y profesionales que marcarían su declive. El agotador ritmo de trabajo, las presiones de la industria y su vida sentimental turbulenta lo llevaron a refugiarse en el alcohol y otras adicciones. Su voz, el instrumento que lo hizo inmortal, empezó a deteriorarse visiblemente, afectando su capacidad para interpretar con la misma potencia y precisión que lo caracterizaban. 

A mediados de los 90, su carrera sufrió un golpe irreparable cuando los estragos del alcoholismo y problemas de salud, como la pérdida de fuerza en sus cuerdas vocales, se hicieron evidentes. A pesar de múltiples intentos de rehabilitación, el daño fue irreversible. Su desempeño en vivo ya no era el mismo, y aunque siguió lanzando discos y presentándose en escenarios, la magia de su voz se había debilitado.

Además, conflictos financieros y problemas legales con disqueras y manejadores lo dejaron en una situación económica difícil. Aun así, José José siguió siendo una figura querida por el público, que lo apoyó hasta el final. Su historia no solo es la de un gran talento, sino también la de una batalla constante contra los demonios internos que lo persiguieron hasta sus últimos días.